Fernando Azor (45)
Tener la sensación de que la garganta no deja paso a la comida, es una sensación muy desagradable. Las personas que la sienten y se asustan, pueden llegar a producir una fagofobia.
Cuando compartimos una información que sólo unos pocos conocen, estamos dándole un valor especial al confidente. Le estamos diciendo que confiamos en él, e incluso al contarle un secreto nos ponemos en sus manos. Nos puede hacer quedar mal si se difunde y lo acaban sabiendo otras personas que no deben. Cuando los secretos dejan de serlo porque alguien se fue de la lengua, se generan decepciones, enfados y dudas sobre el valor de la amistad con esa persona.
Cuando nos fijamos objetivos es necesario alcanzar un grado importante de motivación e implicación. Hay que ser capaz de esforzarse para ganar en una competición, para llegar a tiempo a una cita, para acabar un trabajo pendiente, para dar una charla, o para cuidar a los hijos. Es necesario que sepamos qué queremos conseguir y es importante que nos ilusione alcanzarlo. La realidad es que todo esto puede no ser suficiente para conseguir lo que queremos. Ser constante y pelear por lo que se quiere suele ir unido a una serie de consecuencias, que aunque pueden parecer pequeñas, cuando se suman pueden ser las responsables de un desgaste muy notable.